La boda de Mario Alberto y Osiris en Pachuca, Hidalgo
Modernas Otoño Morado 2 profesionales
M&O
17 Oct, 2015La crónica de nuestra boda
Mi hermoso día b comenzó a las 8:00 am el 17 de octubre de 2015. Me levanté sintiéndome distinta. Ese sería el día en que se vería materializado un sueño que llevaba visualizando varios años, pero que se había oficializado hace casi 10 meses. Emocionada, me metí a bañar. Sin embargo, era inevitable sentir cierta nostalgia. Era la última vez que dormiría solita en mi cuarto, los últimos momentos que pasaría en casa de mis papás no sólo como soltera, sino como su bebé.
Me puse una camisa tipo blusón de botones para evitar arruinar mi maquillaje o peinado al cambiarme. Bajé las escaleras y mi casa parecía la de mi pobre angelito. Gente trajeada corriendo de aquí para allá, haciendo ruido, chicas con largos y coloridos vestidos tomándose fotos y preparándose para desayunar. Era la familia de mi mamá que había venido desde San Luis Potosí para participar en mi día especial. Apuré a mi mamá para ir al estudio a que nos maquillaran y peinaran. Ya íbamos de salida cuando nos topamos con mi suegro y cuñado, quienes habían ido a dejarnos los ramos.
Seguir leyendo »Mi maquillaje fue con aerógrafo y quedó hermoso. ¡Duró literal toda la noche! Mi peinado fue lo que siempre había visualizado: un hermoso recogido con un tocado de cristales. Fue lindo bromear con la maquillista y su equipo sobre lo que me esperaba después de casarme. Mi mamá y yo quedamos hermosas, pero íbamos un poco retrasadas, así que nos apresuramos a llegar a casa mientras mi suegra, cuñada, tía y prima se quedaron en el estudio para que las embellecieran.
Al llegar a casa, mi mamá corrió a cambiarse para ayudarme a vestir. Llegaron los encargados de las fotografías y aprovecharon el momento para hacer algunas tomas. Inesperadamente, mi papá y mis hermanos llegaron a participar en el ritual, parecía que vestían a un maniquí. Al encontrarme completamente vestida, corrí al espejo a contemplar mi look completo y no pude evitar emocionarme. Imaginaba cómo sería la reacción de mi amado al verme. Me apresuré a recoger mi cauda y mi velo largo para bajar las escaleras. Los del video ya esperaban abajo y capturaron a toda la familia aplaudiendo mi aparición. Me sentí como una verdadera princesa.
La camioneta llegó a casa un poco retrasada, pero llegamos justo a tiempo a la iglesia para la misa de la 1:00 pm. Mientras esperaba afuera, contemplaba el anillo de compromiso en mi mano. Ya no estaría solito y a partir de ese momento, la nueva argolla comunicaría al mundo mi eterno compromiso con el amor de mi vida, la promesa de amor más grande que podría hacerle a un hombre jamás. Un par de personas en la calle se acercaron para felicitarme y yo no podía sentirme más dichosa. Me dirigí a la entrada, donde el padre esperaba a que me reuniera con mi prometido. Mi amado se veía radiante, emocionado, feliz. Intercambiamos las primeras miradas de ese mágico día y sonrisas de complicidad. Nos tomamos de las manos para comunicarle al padre que estábamos ahí por nuestra propia voluntad, y después mi prometido avanzó con su mamá, mientras mi papá me llevaba del brazo al altar y así dimos paso al cortejo. De reojo veía caras conocidas, mis amigas del trabajo, familiares que venían de muy lejos, mis amigos más cercanos. Mis damas fueron mi cuñada y mis amigas de la uni. Lucían hermosas con sus pequeños ramos. Mis amigos de la uni también fueron damos, fue súper tierno ver que se coordinaron para ir del mismo color.
La iglesia se veía espectacular, estaba arreglada hermoso y a los parientes de fuera les gustó mucho. Nuestros padrinos participaron gustosos en el ritual religioso del matrimonio y en menos de lo pensado, ¡ya estábamos casados! La salida de la iglesia fue gloriosa. Nuestros seres queridos nos recibieron con muchas burbujas y pétalos. Nos tomamos algunas fotos afuera de la iglesia y corrimos a la camioneta para llegar al salón a tiempo. Una vez ahí, el juez ya nos estaba esperando para la ceremonia civil. Esperamos unos minutos afuera mientras adentro, el maestro de ceremonias entrevistaba a algunos invitados en la alfombra roja. Recorrimos el salón hasta la pista donde estaba la mesa para la ceremonia. En el camino, todos se paraban de sus asientos para aplaudirnos y nos echaban porras. Nuestros testigos dieron fe de nuestro matrimonio civil y pronto nos encontramos amarrados por todas las leyes. Ésta vez sí cerramos con un beso y hasta nos dimos unos minutos para hacer fotos chistosas con los testigos.
Apenas llegamos a la mesa principal, cuando muchos invitados se pararon y hasta hacían cola para sacarse fotos con nosotros y darnos regalos. Acto seguido, tomamos nuestros asientos para degustar el delicioso menú: consomé, barbacoa, carnitas, quesadillas, arroz y sopes. La comida fue amenizada por mariachi. Al término, hicimos el brindis, rompimos las copas y bailamos nuestra primera canción como esposos: "Cásate Conmigo" de Reyli. Papelitos en forma de corazón nublaban la vista mientras nos abrazábamos. Después bailamos con nuestros papás, hermanos y padrinos principales "The Way You Look Tonight" versión en vivo en la voz de Michael Bublé. Abrimos pista para que los invitados se pararan a bailar y momentos después hicimos el corte simbólico del pastel porque los padrinos del mismo tenían que irse pronto, pero no se sirvió hasta después. También inauguramos la mesa de dulces que fue nuestro proyecto DIY y fue un éxito total y rotundo.
Así empezó la fiesta, con música en vivo la mayoría del tiempo. Teníamos a dos agrupaciones versátiles y un DJ. Tuvimos una sesión fotográfica con las damas y damos ahí mismo en el salón. Entrada la música, pasamos a las mesas a agradecer la presencia de los invitados y a recolectar la típica cooperacha para la vida conyugal, yo con la zapatilla y él con su camisa y alfileres. Después dimos paso a la víbora de la mar, donde a pesar de los enérgicos intentos, no pudieron tirarnos a ninguno de los dos. La liga se la llevó un primo de mi esposo y el ramo (o lo que quedó de él) una de mis primas. Alrededor de las 10:00 pm, se sirvieron tacos al pastor como tornafiesta. El ambiente seguía en alto y antes de darnos cuenta, ya estábamos en el escenario, cantando y bailando. La fiesta siguió hasta la madrugada.
Como buenos anfitriones, nos quedamos hasta el último. Con un poco de nostalgia pero enorme felicidad, nos despedimos de nuestros papás y hermanos y emprendimos el camino hacia nuestro nidito de amor.
El día que nos casamos estuvo nublado y todo el día hubo una llovizna ligera pero constante. Es gracioso, porque nuestros mejores y más románticos momentos han estado siempre amenizados por la lluvia. Está bien si nuestro camino está colmado de lluvia, porque al tomar su mano, sé que no me soltará. Sé que siempre caminará a mi lado. Y mientras sea así, podemos refrescarnos, reír y brincar en cada charco, hasta que ya no llueva nunca más, pero siempre juntos.
Servicios y Profesionales de la Boda de Mario Alberto y Osiris
Otros Proveedores
Otras bodas en Salones Macros
Ver todas
Otras bodas en Hidalgo
Ver todas
Hacienda San Juan Pueblilla
Hacienda Real de Velasco
Sensetto
Inspírate con estas bodas
63 comentarios
Deja tu comentario