La boda de Martín y Erika en Cholula, Puebla

Llegué a mi casa en donde mi papá ya me esperaba con un sándwich diciéndome “no te me vayas a desmayar en pleno altar” y mi mamá ya preparada para comenzar a vestirme. Fué un momento de muchas risas ya que por más que mi mami intentaba jalar las jaretas del vestido ya que me quedaba grande, las fotos no debían faltar y no olvidó el momento más hermoso cuando papá me miró, sus ojos se perlaron y detrás de él estaba mi hermano muy contento.

Por otra parte Martín estaba apurado alistándose pero también muy preocupado pues las camionetas que habían rentado para el traslado de los invitados aún no llegaban, pero para bajar la tensión comenzaron la sesión fotográfica con sus familiares en donde fué inevitable que mi suegra hermosa llorara.

Era momento de dirigirnos a la iglesia pero sin antes recibir la bendición de mis papás así como unas palabras las cuales me llegaron al alma pero pude aguantarme y no llorar. En ese momento recibí la llamada del grupo musical en donde me reportaban una falla técnica en la pantalla contratada, guarde la calma y me mantuve positiva.

Llegamos a la iglesia del cielo y estaba cerrada, el coro ya se encontraba afuera así como algunos invitados pero ¡Esperen! ¿Y el novio? Aún no llegaba y faltaban unos minutos sentí nervios, estrés, pero al fin lo vi llegar.

Salió el padre y era momento de acomodar el cortejo, como toda función de dama de honor todas apoyaron para que quedara todo perfecto. Era momento de bajar en donde mi papá batalló conmigo con la cola y el velo pero al fin pude salir, nos dispusimos a subir las escaleras y comenzó la marcha nupcial donde mi papá iba temblando pero lo tuve que calmar porque me llevaba corriendo. En mi camino al altar noté que la iglesia se veía hermosa incluso más de lo que esperé pero me enfoqué en la mirada nerviosa de mi futuro marido, el cual estaba petrificado.

Al fin estábamos en el altar donde mi papá dulcemente me descubrió el rostro por el velo y me dió nuevamente su bendición con un tierno beso, dándole mi mano a Martín el cual estaba temblando de la emoción y me dijo “te ves hermosa” ambos sonreímos y comenzó la misa.

Escuchar al padre hablar sobre nuestro plan de amor, lo maravilloso que es llevar un matrimonio de la mano de Dios así como el hermoso momento de unir dos familias en una. Se llegó el momento de decir nuestros votos los cuales nos llenaron de tanta alegría, el ponernos los anillos y hacernos las firmes promesas de amarnos, respetarnos, estar en lo próspero y en lo adverso, en la salud y enfermedad por el resto de nuestras vidas, recibir las arras como muestra de que jamás faltará el sustento en nuestro hogar, tomar en nuestras manos la biblia y el rosario para continuar con la palabra de Dios y finalmente sellar nuestra unión con un hermoso lazo.

Todo era tan perfecto pero no se compara con la dicha que sentimos al escuchar al padre decir “lo que Dios acaba de unir jamás lo separe el hombre, un aplauso a los nuevos esposos” voltear y ver a todos los que amamos acompañándonos en ese momento tan increíble.

El padre nos pidió pasar a dejar el ramo a la virgen donde casi me caigo ya que me pisé el vestido pero pude aferrarme a la mano de mi esposo. Nos pidió firmar nuestra acta de matrimonio así como a nuestros padrinos, al momento de bajar del altar casi me quedo sin marido porque pisó mal el escalón pero lo sujete fuerte. Llegó la hora de las fotos del recuerdo con familiares, amigos y conocidos.

Caminamos a la salida donde nos esperaban todos nuestros invitados con un viento de burbujas, aplausos y no podía faltar que corearan ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! Fue un momento mágico pues era el primer beso como esposos.

Corrimos al coche en donde nos llevaban mis papás y en el trayecto todos iban tocando el claxon eso se me hizo muy divertido, pero para nuestra sorpresa mis suegros se habían atrasado por lo cual nos preocupamos pero bendita tecnología los hizo llegar al salón.

Nosotros fuimos los primeros en llegar porque haríamos la sesión de fotografías con las damas y corrimos a los jardines del hotel, me encantó ver a todas aportar ideas así como tomarse fotos entre ellas sin duda hice una excelente elección porque desde el principio todas se acoplaron de manera increíble, incluso decidieron cargarme y casi me tiran pero reímos tanto que hasta el frío se nos olvidó.

Era momento de la entrada más emocionante al salón para dar inicio al festejo de nuestro matrimonio, para hacer más ameno el momento se escuchaba de fondo "Fly me to the moon" una de las canciones más emblemáticas de nuestra relación. Entre aplausos y porras dimos inicio a la cena la cual tenía de menú setas silvestres con queso de cabra en hojaldre, crema de nuez, fetuccini a la carbonara, sorbete de menta y pierna al champagne con papas a la mantequilla o filete de pollo a la cordon bleu con papa rellena para aquellos que no comieran cerdo. La atención de los meseros fue increíble y ni se diga la comida que fué exquisita.

Culminando la cena dimos la apertura a la pista con nuestro primer baile como esposos con la canción "Open arms" de Journey en donde era inevitable sentir el amor en el aire, dando pie al vals con nuestros papás donde fue tan emotivo que tanto mi papá como a mi suegra se les veía llorar de la felicidad, continuaron nuestros hermanos así como los padrinos, cerrando nosotros con broche de oro.

Pasamos a partir el pastel así como a dar apertura a la mesa de dulces y botonas la cual fué regalo de mi mejor amiga ya que todo lo hizo ella, se veía espectacular aunque para nuestra mala suerte casi no pudimos probar nada porque varios invitados nos llegaban a dar regalos, otros a tomarse fotos pero sin duda disfrutamos al máximo esos acercamientos.

El grupo musical invitaba a pasar a la pista de baile y los invitados se dispusieron a disfrutar del momento junto con nosotros, sorpresa la que me llevé cuando vi a mi mami sacar un velo me lo colocó y comenzamos a recorrer las mesas en donde me iban poniendo dinero, por el otro lado mi esposo ya iba con billetes en la camisa pero no voy a olvidar que en ese trayecto me alcanzó mi hermano y me dijo no puede faltar mi aportación, nos abrazamos con tanto cariño.

La pista de baile se llenó pues comenzaría la tradicional “víbora de la mar” en donde nos subieron en sillas mientras sujetábamos mi velo, a pesar de ser mujeres las que iniciaron empujaban con toda su fuerza, fué muy divertido porque sí nos movieron bastante pero que decir de los hombres que a mi pobre esposo lo tenían ya cargando porque la silla brilló por su ausencia.

Se llegó el momento más esperado por las solteras “aventar el ramo” que les puedo contar si aún muero de risa porque mi mejor amiga lo cachó pero ni 2 segundos pasaron cuando lo volvió a soltar todas no parábamos de reír y decirle ¡Fraude! ¡Fraude!

Era el momento sexy de la noche donde de manera muy atrevida mi esposo me quitó la liga con los dientes, pero que le pueden pedir al baile sensual que hizo y vaya sorpresa que me llevé ya que él no baila sumado a que es súper serio que hasta nalgada se llevó la pasamos increíble, ahora tocaba lanzar la liga y todos los caballeros ansiosos se disputaron al momento de cacharla pero el primo de mi esposo fue el ganador.

La fiesta continuó, todos estábamos pasándola de lo lindo, entre bailes, brindis, abrazos, risas y no podía faltar el que todos nos dijeran lo enamorados que nos veían pero en ese momento se empezaron a escuchar trompetas, ¡Eran mariachis! Dieron entrada al salón con la canción “el milagro de tus ojos” una de las tantas canciones que mi esposo me ha dedicado y fué sorpresa de mi mejor amigo, fué inevitable querer llorar y corrí a abrazarlo. Después mi hermano pidió el micrófono y nos cantó 100 años no sabía si llorar pero no dejaba de sonreír, fue un momento hermoso el correr a abrazarlo y verlo con lágrimas en los ojos. También otros dos primos se animaron a cantarnos y todo fué maravilloso porque uno de ellos se soltó a llorar de tanta emoción y sentí tan bonito que nuestra boda causara tanta felicidad.

Todo salió increíble aunque no les voy a mentir que hubo algunos detalles pero nada nos arruinó nuestro gran día que por ser cambio de horario la fiesta se extendió una hora más que el salón nos regaló y aun así varios invitados no querían irse pero culminó entre porras, recuerdos inolvidables y lo más importante que ya somos marido y mujer.