La boda de Pablo y Priscila en Chihuahua, Chihuahua

La crónica de nuestra boda

Pues no hay día que no llegue y plazo que no se cumpla...y eso fue exactamente lo que me pasó.

Llegó el día tan soñado tan rápido que no me la creía, fuimos mi prometido y yo en la mañana al salón de eventos a comprobar que todo estuviera en orden, el pastel que llevaron las tías de mi ahora esposo, el equipo de sonido, las flores y mi tan pedido arco de flores.

Tuvimos que comprar a último momento más planchas de pastel por que iba a faltar y más mata de vegetación para completar una parte del arco que se veía medio carente de vegetación, el caso es que al final siempre te van a sobrar imprevistos, pero hay que verlos con buena actitud y apoyarse en vez de culparse mutuamente,y fue bonito resolverlos juntitos, viajando de aquí para allá en la ciudad solitos en la troca que nos prestó mi ahora suegro, porque para esto nosotros antes de eso nunca viajábamos solos, siempre traíamos chaperona.

Cuando acabamos todos los pendientes ahora sí pude ir a alistarme para el gran momento, me peinó mi amiga estilista y su amiga me pintó muy padre por cierto. Casi acto seguido fuimos a la sesión de fotos, mi esposo se puso muy contento de por fin verme en mi vestido blanco que antes de eso no tenía ni idea de cómo iba a ser y el se veía guapísimo en su smoking blanco que rentó.