La boda de Ramón y Sue en Azcapotzalco, Ciudad de México
Al aire libre Invierno Rosa 4 profesionales
R&S
17 Feb, 2018La crónica de nuestra boda
Hola Brides: Les cuento que aún sigo en mi nube de “la boda”.
Entonces llegó el día esperado, el 17 de febrero 2018 y justo como lo habíamos planeado mí ahora esposo y yo, nos casaríamos. Ese día exclusivamente me levanté con toda la actitud positiva y decreté que cualquier cosa que no fuera como yo había planeado, no iba a opacar el hecho de que estaba completamente feliz por cumplir uno de mis más grandes sueños que era casarme con el amor de mi vida. Me levanté a las 10:30am y encendí el calentador, Ramón (mi ahora esposo) hizo el desayuno y posteriormente me alisté, para ir a que me peinaran, prácticamente no sé qué tanto hice, pero dio la 1:30 y debía irme, pues tenía la cita con mi hermana quien me peinó y maquilló en uno de los días más importantes para mí.
Llegué a las 2 en punto de la tarde y traté de hidratarme, pues el vestido que usé fue corte princesa super ampón y no podría ir mucho al baño una vez puesto. Llegó la fotógrafa, quién no quería perderse el momento entre hermanas. Después mi mamá nos hizo una ensalada y comí un poco. Después me cambié para estar lista y no sabía ni como ponerme el liguero, los broches con las medias fueron todo un reto. Mi hermana y mamá me ayudaron a eso. Desde el minuto uno al ponerme el vestido, me lo chulearon. Sinceramente lo amé, traté de que fuera por completo único, soy una persona que le encanta sobresalir, tener algo que los demás no tienen en una ocasión cómo ésta. No les había contado, pero me costó mucho trabajo decidir mi vestido, porque mis expectativas eran muy altas y terminé mandándolo a hacer. El encontrar la tela en el color y las aplicaciones de encima fueron casi imposibles, pero lo logré.
Seguir leyendo »En fin, tuvimos un problema con el auto nupcial y terminé yéndome en uber a la sesión de fotos. El lugar fue en la Casa de la Cultura de Azcapotzalco, que de última hora me enviaron un memorándum que sí se podían las fotos, aunque lo están remodelando (porque año electoral). La más feliz por eso también. Fueron llegando las damas y yo llegué con mi mamá. Ahí fue el encuentro con Ramón y no dejaba de verme y decirme que me veía hermosa. Yo le pregunté si le gustaba mi vestido y me dijo que sí, que había valido la pena cada esfuerzo para tenerlo. Nos sacaron las fotos pertinentes, amé por completo la combinación que elegí, el rosa, blanco y gris. Mis damas se veían preciosas, cada una de ellas le imprimió su estilo al vestido plateado. Hicimos toma divertida, formal y sola de Ramón y yo. Después nos sobró una hora entre la sesión y la ceremonia, por lo que una de mis damas puso su casa y pedimos pizzas, llegaron a tiempo, solo comí una rebanada, porque planeaba probar todo el banquete. Ahí descansamos los pies y platicamos un poco, Ramón y yo moríamos de nervios. Llegó la hora de irnos, estaba ansiosa por ver cómo había quedado el jardín con todos los detalles que habíamos pensado. Otra de mis damas me llevó en su camioneta, ya no tuve que usar uber.
Y por fin llegamos, acomodamos a los bestman y bridesmaid, nuestras madres, las niñas de las flores y los pajes. Entramos a la ceremonia y fue de lo más emotiva del mundo, el juez fue demasiado inspirador y nuestros votos que cada uno pensó, hicieron llorar a muchos, yo volteaba y todos estaban tan emocionados, me sentí la más dichosa por tener a tanta gente que nos quiere y apartó ese día para estar al lado nuestro. Me sentí la mujer más afortunada y enamorada de ese momento. Nos dimos el primer beso de esposos y nos fuimos al marco que hicimos para tomarnos fotos. Después fue el brindis, mi mejor amiga y su mejor amigo nos dieron algunas palabras, mi amiga me hizo reír y llorar. Partimos el pastel y cenamos. Después bailamos nuestra canción lenta, “Antes que al mío” de los Claxon y terminamos un minuto con “Can’t take my eyes of you” de Gloria Gaynor. Y abrimos la pista. Cuando pasó ese momento, me relajé por completo, traté de bailar con todos y disfrutar cada momento de la fiesta. Vi que todos estaban tan felices, nos tomamos mil fotos. Les encantó todo, la comida, el pastel, la mesa de dulces y los recuerdos. Al tiempo fue la víbora de la mar, aventé dos ramos, aunque para las amigas que fueron me hubiera gustado aventar 10 y hubiesen sido insuficientes. Me la pasé increíble. También pusimos un hashtag en redes sociales y al final sí los ponían, fue padre, se los recomiendo.
Los organizadores del salón nos regalaron café irlandés delicioso, a nosotros y a todos los invitados. Eso fue un gran detalle de su parte. Después fue la batucada, uno de mis primos me compró los sombreros personalizados, realmente hubo un increíble ambiente en la boda. Mi mamá me hizo unos puerquitos y eso tuvimos en vez de pedinches. A los padrinos les dimos una caja de chocolates artesanales que conocí en un bazar acá en la CDMX. Les fascinaron. Al final cada uno de nuestros invitados se formaron para despedirse de nosotros personalmente y eso fue padrísimo también. Para cuando vimos, ya se habían ido todos y empezamos a recoger, para traernos todo, me hubiese encantado que mi fiesta durara hasta las 5 am con chilaquiles, café y mariachi, pero no se pudo. No quería quitarme el vestido, porque sé que solo era para ese día y me veía tan bonita, o por lo menos así me sentí, como una princesa cumpliendo un cuento de hadas. Sé que soy demasiado cursi, pero sinceramente, así me sentí. Me quedo con todo lo hermoso y bonito que nos pudo dejar aquella noche de Ffebrero, donde no llovió, no hizo frío excesivo y no tembló. Gracias por leerme.
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