La boda de Roberto y Raquel en Tepoztlán, Morelos

Un momento hermoso: ¡el first look! ¡Valió la pena por completo! Cuando me vio mi esposo se llevó las manos a la cara ¡y lloró! ¡Tal como yo esperaba! ¡Y yo lloré! Nos abrazamos y de nuevo a correr a tomar fotos formales que no fueron suficientes por la falta de tiempo…

Nos dirigimos al jardín donde sería la ceremonia ¡y fue maravilloso! Entró el cortejo perfecto, y yo con el tema de la princesa Leia de fondo con mi papá, todos amaron ese momento. La ceremonia fue civil, firmas, y algunas palabras de la juez… pero lo más emotivo y lo mejor de todo fue cuando mi esposo y yo intercambiamos palabras, todos estaban a punto de llorar ¡y a mí se me corto la voz! Muchísima emoción y al final, ¡unas hermosas palabras de mi cuñado! Salimos con la marcha nupcial ¡y me sorprendió la lluvia de pétalos! ¡Maravillosa!

Nos dirigimos al cóctel de bienvenida, todos pasaron a saludar y a abrazarnos y felicitarnos, hasta me confundía de quien era cada persona porque ¡¡fueron todos al mismo tiempo!! Comí un mini taco y me tomé una margarita y vámonos a las fotos de pareja donde no podía faltar mi perrita husky, hermosa, ¡super pegada con nosotros! Después, la entrada de los invitados al banquete, pero los rezagados nos vieron ¡y se atrasaron por saludarnos en medio del paso! ¡¡Después entramos nosotros con Flowers in the window!! ¡Y mi mamá dijo unas palabras de agradecimiento!

Llegó la cena donde apenas me pude relajar un poco, ¡alimentos de excelente calidad! Fue crema de espárragos con camarones, salmón y un creme brulee de pistache. ¡Seguía nerviosa y ya no podía comer más! Nos esperaba el brindis, pero antes, un video de nosotros con una canción de Pearl Jam… mi papá hizo el brindis y llego la hora de los bailes… ¡¡¡pero nos cambiaron la versión de las canciones!!! Creo que pusieron la versión más fea de Tu es partout que se pudieron encontrar y a mi esposo y a su mamá una versión en jazz de su canción… al menos la canción de novios (When I look into your eyes) fue fantástica y ¡¡¡nos lucimos en el baile (muero por ver el video)!!!

Abrimos pista y después de dos canciones tuve que correr a ponerme más base de maquillaje porque se me había corrido el negro al párpado inferior ¡y parecía mapache! Después los fotógrafos nos trajeron de aquí para allá en todos lados tomándonos fotos, tanto ¡que me dolió la mandíbula de sonreír! ¡Ja, ja, ja! Nos calmamos, fuimos a la cabina de fotos y por algo de beber, volvimos a la pista y entre fotos y canciones ¡no paramos!

Nos dieron los termos ¡y no me dejaron de servir en toda la noche! Mi perrita estuvo con nosotros todo el tiempo, incluso en la pista ¡o en el sillón de nuestra mesa! Todos felices, todos bailando, todos eran puro amor y contento ¡¡y yo fui la más feliz!! Hubo mesa de postres de la que solo me comí ¡un cupcake! Aventé mi ramo y antes, en la víbora de la mar bañé a todas con smirnoff de tamarindo. En la víbora de la mar de los hombres se resbalaron dos. ¡El ramo y la liga la agarraron una misma pareja! Así como mi esposo y yo hace casi dos años en otra boda…

Hubo esquites y pozole y el pastel hermoso que hizo mi suegra (aunque no lo probé ahí), también hubo una parte donde mi esposo y yo tocamos tambores con agua y luego llegó el mariachi y ya todos entonados, ¡cantamos y cantamos! Seguimos cantando, pedimos karaoke y todos enfiestados hasta las 4:30 a.m. Tanto y tanto fue ¡que sigo muy muy cansada! Pero todo valió la pena, aún los errores en el maquillaje, aún las ausencias de invitados, aún que no hayan sacado nuestras copas o el bendito árbol de fotos que tanto me costó armar. Cuando dicen que tú boda es el mejor día de tu vida, ¡es verdad! ¡Y yo lo comprobé! ¡¡Fue un día espléndido lleno de risas y amor!! ¡No lo cambiaría por nada! Y siento que mi esposo y yo estamos más unidos y enamorados que nunca.