La boda de Salvador y Danna en Morelia, Michoacán

Citamos a nuestros invitados a las 5:00pm, abordamos al lugar a las 5:05pm y la ceremonia se llevó a cabo a las 5:20pm en el jardín del salón. Eran alrededor de 220 personas incluyendo a los niños.

La decoración del jardín incluía sillas doradas y una jupa decorada con flores en la que había una mesa con vino, copas, shofar, contrato matrimonial y velas de aceite con lo que llevaríamos a cabo la boda.

Al comenzar la ceremonia, mi esposo caminó hacia la jupa acompañado de sus padres, seguido de mis dos pajes quienes llevaban los anillos. Abrieron paso a la novia dos pajes más acompañadas de mi familia y ahora si entré acompañada de mis papás.

Estando en el frente encendimos las velas, di 7 vueltas al novio, brindamos con todos nuestros invitados, dijimos nuestros votos, intercambiamos anillos matrimoniales, se leyó el contrato matrimonial, firmamos el contrato junto con nuestros testigos, se quebró una copa y todos dijeron: “¡Mazal Tov!”

Terminada la ceremonia ingresamos a la terraza del salón, se degustaron algunos bocadillos, fuimos alzados en sillas y seguido de esto se sirvió la cena de sólo un tiempo, pollo a la ciruela al vino tinto, espagueti y verduras al vapor acompañado de bolillos gourmet. Las bebidas que ofrecimos fueron: vino tinto kosher, sidra de manzana, bebida de cebada sin alcohol, agua de jamaica y refresco.

En la terraza montamos mesas rectangulares y redondas con servilletas azules, manteles blancos y macetas azul rey con hortensias como centros de mesa. Las macetas tenían encajados el número de mesa para que los invitados se sentaran conforme a las listas que se encontraban al entrar a la terraza.

Terminada la cena, mi esposo cantó 2 canciones para mí, tituladas: "Mi vida sin ti" y "Un pacto firmamos tu y yo".

Al terminar tan hermosa sorpresa, danzamos nuestro primer baile juntos con la canción titulada Kanfei Nesharim. Cuando terminó la canción, invitamos a que todas las parejas se unieran a nosotros para que pasarán un momento romántico y compartieran su amor en la pista.

Una vez que todos se encontraban en la pista, salimos al jardín a realizar una sesión fotográfica. Lo decidimos de esta manera para que los invitados no estuvieran esperando nuestra presencia para abrir la pista y así no se aburrieran.

Bailamos, reímos y disfrutamos como nunca lo habíamos hecho.

Para finalizar se repartió el pastel, su sabor era red velvet con relleno de queso y la cima de nutella. Tengo que resaltar que el pastel no cumplió mis expectativas, su aspecto físico no me agradaba y nada que ver con el sabor de la prueba. Gracias al cielo que eso no me quito la felicidad.

Después de 5 horas de compartir alegría y amor, las personas se retiraron poco a poco y terminó mi tan esperado momento. Es casi un año de tan conmemorable suceso y puedo decirles que lo recuerdo con tanta emoción tal como lo viví ese día.